domingo, 9 de febrero de 2020

Las estrellas lastiman a veces

Cuando enmudece la eternidad
y el firmamento se muestra absoluto
con el aplomo de la certidumbre
en lo inalcanzable.
Llueve.

Porque la nostalgia antes ignota
se materializa delante de quien
sin nombrarla,
la evoca.
Llueve.

Ante la escena de la garganta
que se niega al canto
mordiendo solo saliva
con angustia de cielo
y soledad de hierba en sus cuerdas.
Llueve.

Y es que
las estrellas lastiman a veces
precipitándose
con sueños en los pulmones,
desvaríos rotos de cimas azules
acristalados por el invierno interior
que invade más
que el de las veredas.

Entonces, sin demora,
sin perdón.
Afuera
y en mí.

(Simple o torrencialmente).

Llueve.


María Inés Iacometti

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