sábado, 8 de febrero de 2020

El artesano

Te soñé
y en mi sueño me encontrabas
tallando un corazón
en piedra y bronce.
Querías ayudarme en mis intentos
de moldear
la escultura que anhelaba.

Me encerré.

Yo me opuse a que tus manos
rozaran la estructura de mi piedra.
Apenas permití
que de mi bronce
desprendas
breves muecas.

(Pero ignorando
que eras el artesano
de mi amor, de mi espacio,
de mi estrella...

Te encontré en la obra terminada.

Mi torpe corazón
de bronce y piedra
se rindió
al trabajo de tus manos…).

El sueño terminó
y ahora en vos,

estoy despierta.



María Inés Iacometti

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