domingo, 16 de febrero de 2020

Es la brisa

Hoy solo quiero contarte
que la brisa queda inhabitada
si no te oye.
Y no es por mí,
es por ella que te extraño en las palabras.
Es por esa misma brisa
que goza y retoza
galopando en el dintel oscuro
de tus pestañas.
Es por ella,
que sufro nostalgias
y padezco cielos.
Yo la siento llorar tu ausencia
en los rincones más fríos
y a veces, la acompaño.
Se rompe un poco, se derrama
pero vuelve luego a la vida
cuando suena tu llamada.
Esa brisa, que es tan tuya como mía,
me envuelve de tristezas
y me salva...
No es por mí que yo te extraño.
Ni es por vos, el extrañarte.
Es esa brisa vacía de vos
la que me inquieta hasta los huesos,
porque te nombra y me nombra
pidiéndome que la rescate
de tu nombre malherido
entre sus labios virtuosos,
entre sus dedos virtuales.
Me llama y te pide.
Me pido y te llama.
¿Pide ella o pido yo?
¿Sueno yo? ¿Sonás vos?
¿O solo suena la brisa
salvándose
en tu llamada?

María Inés Iacometti

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