miércoles, 5 de mayo de 2021

La sonrisa del ceibo




Como un corazón que late

al despertar la mañana.
Como susurros de vida
salpicando la nostalgia,
se despliega sobre el verde
el rojo sangre del ceibo
y recuerda el compromiso
de sonreír en silencio.

Porque él no sabe cantar
o volar como el hornero.
Porque su fe no predica
con palabras o en cemento.

Solo se extienden sus ramas
para cobijar los sueños
que permanecen prendidos
en flores de terciopelo
desde septiembre hasta mayo
-cuando se anuncia el invierno-
y entonces recién se siembran
con amor del verdadero
para dormir en la tierra
y crecer, pero en secreto.


María Inés Iacometti