Qué soledad de luna despierta,
si estás lejos.
Cuánto eclipse de color y desierto
usurpando las pupilas.
Se hielan las ideas en sal del alma
y caen en cortejo solemne
por mi rostro.
Las manos se exasperan y erigen en el aire
las caricias…
Te llaman,
por su cuenta,
como si, desprendidas y en la nada,
convocaran a tu amor.
Es tarde ya
si no estás conmigo.
María Inés Iacometti
No hay comentarios.:
Publicar un comentario