envejeciéndome los ojos
las entrañas.
y el equilibrio de pensar
se lance hacia un declive interminable.
y el oprobio me fulmine
apagando mi sonrisa con la sal
de las muertes insensatas.
Voy a caminar de otra manera.
y miradas y flores
todas frescas.
y a trazarme en otras metas.
Voy a agradecer y a acompañar
al que me entienda.
-en la sien y en la mejilla-
a quien decida juzgarme en esta afrenta.
Seré indulgente con quien
mi corazón elija
y absolutamente indiferente
con quien intente
molestar mi paz.
Antes de que lo amargo
me suba por los huesos
y escupa venenos
por la piel o la palabra...
Voy a caminar distinto
en amor y por amor
por quienes quiero
Voy a hacerlo.
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María Inés Iacometti