domingo, 27 de septiembre de 2020

Al inmigrante

Si no hay alfombras
ni espejos vedados
en el camino
o el descanso
de tu historia.

¿Por qué no mirarte también
desde afuera?
Desde la solapa inmensa
de tu espacio
colorido y noble
para tratar
de interpretar tus sombras,

y perdonarlas
cuando se te enfrentan.

Así
se hará más sencilla tu existencia,
más leve tu derrota,
más pacífica tu espera...

Tu sangre se prolonga
en las arterias de la vida
y sigue fecundando
tu palabra,
que es semilla

en esta tierra.


María Inés Iacometti

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