Latidos Inesperados
María Inés Iacometti te invita a volar entre palabras, a veces, con cadencias que te acunen; a veces, con experiencias que sacudan y despierten; a veces, con rastros de sol o llanto... Como la vida, Inés se acerca para soñar, ser y creer, en estos "Latidos Inesperados" que acontecen (por ella y por vos).
sábado, 6 de julio de 2024
OTRA OPORTUNIDAD
sábado, 8 de junio de 2024
SIN RESGUARDO
Hoy reclamo los instantes
-de nosotros- que no han sido.
Los momentos de "tal vez".
Los minutos en que él
estuvo frente a mi puerta
y decidió no avisarme.
Sus trayectos hacia mí
sin verme más que en pensares.
Los instintos ataviados
en excusas sinsentido
que solo aplazan llamadas...
¿Cómo serán? ¿Tendrán forma?
O por haber existido
nada más que en sus afanes
se diluyeron tan leves
que destiñeron de tarde.
Los instantes que no han sido
¿cómo será que se nombran?
No podrían ser recuerdos,
no se contienen en gestos
mucho menos en palabras.
No forman parte del fue
y tampoco del mañana.
Quisiera hallarlos en serio
y escudriñar sus valores...
Ellos son míos y no,
pues me fueron dedicados
pero yo nunca los supe.
Los instantes que no han sido
¿habrán quedado extraviados
en rincones, indecisos,
en esquinas, lastimados?
¿Alguna ley los contiene,
los amparan los milagros?
Sus horas, por inexpertas,
¿ignoran los calendarios?
Los instantes que no han sido
-cual mensaje eliminado-
dejan marcas indelebles
en un quizás, sin resguardo.
sábado, 25 de mayo de 2024
SALGO A VIDA
Si te soñé en el extremo de mis debilidades
y me anclé en el desaire del crepúsculo.
Si te amarré a mi voz
solo con mi pelo suelto
y aun así, sofocados tus gestos,
decidieron dar espaldas a la luz...
Si te canté y me callé
según tus bríos o desdenes,
¿por qué seguiría sumida en congojas indecibles?
¿Por qué cabría
hecha un puño de impotencias
en el rincón de tu hacer,
hasta que el frío o la conciencia
subleven tus pasos hacia mí?
Si arrepentí mis ideas
por no lastimar las tuyas
y arremetí mis instintos por no desafiarte...
Si no me mueve el miedo
ni te necesito desesperadamente,
¿qué es esta torpeza
nublándome la garganta?
Esta opresión tan de ahogo
prendida justo en mi centro.
Este vacío como de útero extirpado
congelándome en un hoy, sin palabras.
Sueno a poco y a todo según tus haceres o decires.
Me espanta la idea de auroras sin saberte,
sin embargo,
me pueblo de mí y aunque naufrago,
salgo a flote, salgo a sol, salgo a vida,
tal vez, esperando que también resurjas,
tal vez, solo mostrándome
que puedo sola.
María Inés Iacometti
sábado, 11 de mayo de 2024
Cuando mi sangre no te recite
viernes, 16 de febrero de 2024
Él sabía
Él sabía que yo
no volvería a estar en sus brazos.De todas formas
decidió arroparse en mí
como un pichón empobrecido
de alas y cariño.
Él sabía que yo
no me detendría en su mirada.
Sin embargo
eligió mirarme
hasta que mi imagen se escurriera
de tal forma en su ser
que me dejara tatuada
más que en su piel
en sus entrañas.
Él sabía que yo
no ofrecería continuidad de besos.
De igual manera
optó por besarme todos los minutos
todas las instancias
las palabras
los verbos
los gestos
la templanza...
Y aunque él sabía que no me quedaría
se derramó en halagos
empecinó sus formas
tendiéndolas claras
hacia mí.
Inmortalizó las charlas
pintó indelebles mis gustos
y los retuvo para replicarlos
en mi ausencia.
Él sabía que yo
no lo amaba
pero quiso jugar a soñar
y remontamos el vuelo
que por breve,
no se desdeña.
Agradezco y sigo
consciente de mis huellas.
Él sabía que yo
no hablaría de regresos
sin embargo me pinta
me escribe
me sueña.
María Inés Iacometti
lunes, 12 de febrero de 2024
Desde esa noche
sábado, 6 de enero de 2024
Muecas
Los vidrios
en las ventanas
hacen muecas extrañas.
¿No los vieron?
De pronto
sonríen al ritmo de la lluvia
y a su par, lloran
pequeños hilos serpenteantes
como deshielos
en angustias simuladas
o ajenas
porque... ¿qué angustia
podrían tener ellos?
Los vidrios cantan conmigo
y se expanden ante el trueno.
Se acampanan
con los tañires cercanos
y hunden sus pechos
cuando elijo bruscamente
mi hermetismo.
Evaden al sol
y a los ojos externos
en un guiño de cortinas
ante cualquier descuido.
Se agitan con el tren
en aviso o espera
(quién podría saber).
Se quiebran con ausencias.
Resisten los embates.
Se oscurecen y se lavan.
Me silban con el viento
y sin más temores
se cierran al pronóstico fallido
o al desencuentro.
De noche
también lo hacen.
Juegan con las sombras
de árboles y murciélagos.
No buscan el susto
ni el terror, jamás el miedo...
Los vidrios
en las ventanas
abrazan vidas.
¿No los vieron?
María Inés Iacometti