Cuando el espejo mira mi rostro
¿puede decirme quién soy?
¿Qué ve él de mí?
¿Estoy en él
o sigo estando tan en mí
que no logro contemplar
mi representación
en su faz acuosa
magnética
enigmática?
Él me trae mi exterior
y yo sigo insistiendo en hallarme.
¿Cómo podría ver él
lo que quiero explicarle
si no descifra más
que códigos gestuales?
Externalidad...
¿Yo soy la que él ve?
¿Cómo escribiría él
en su pecho
lo que palpita en el mío
si no logra un mínimo rasgo
de mi sonoridad?
Me he acercado
en de prontos
para ver si lo hallaba
dibujándome con música
y no ha sido posible escucharlo
escucharme en él.
Mi espejo no habla.
Y creo que tampoco siente
porque puede imitar mis lágrimas
a veces
pero por más que lo indague
no me devuelve motivos.
Sigue intentando copiarme.
Quizás
él sea más genuino que yo
o más sincero...
Dicen que los silencios hablan.
¿Por qué yo espero la irrupción de voz?
¿Acaso osaría él
decirme las verdades que yo
elijo callar?
O quiere mostrarme
las que tal vez
desde mí
no veo...
María Inés Iacometti
No hay comentarios.:
Publicar un comentario