Fotografía: Santiago Bilotta
Me compuse el alma
por quedarme cerca
y ofrendarte calma,
aunque no tuviera.
Reparé nostalgias,
convoqué quimeras.
Me trepé a la costa
en rumor de siesta.
Por llorar sin llanto,
lastimé sauzales
aunque perdonaron
la amargura expuesta.
Pude mil silencios
entre tus orillas,
despejé caminos,
recorrí más huellas.
Me pegué en el vuelo
de un pájaro herido
y entendí tu sombra,
comprendí el destino.
Supe que podría
reformar la historia.
Que la vida es breve
y el tiempo no sobra.
¿Será de mañana?
¿De tarde o de noche?
Siempre me pregunto
cuál será la hora.
María Inés Iacometti
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