jueves, 6 de enero de 2022

Tal vez, no sus ojos

 



Tal vez
no sean sus ojos
los que ven.
Tal vez sea su alma
capullo abierto sin reservas
al sol de otras miradas.
O sus manos
sostenedoras de anhelos blancos
que detectan el tropiezo.

Hay un halo que invita
-perceptible solo
desde el espíritu-
a prestar ayuda
a prestar un rato
a detenerse
a cambiar el rumbo.

Dispuse mi hombro
y no fue para lágrimas
no
tampoco hubo consuelos.
Mi hombro fue guía
compañero de poca palabra
alerta de sinuosidades
establecidas
o esporádicas.

Tal vez
no sean sus ojos
los que ven.
Tal vez
él es solo un atraedor de hombros
que sueltos por las calles
van sin misión de alegría.

Tal vez
es un corazón despierto
que emulando un ángel
nos convoca suave
a sacudir los gestos

y renombrar los días.

María Inés Iacometti

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